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EL GOLDSMITH MÁS ACCESIBLE (Y II)

19/09/2022 | Por: Conrado Xalabarder
CRONICAS

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  • Goldsmith, el cineasta total

Ni siquiera las 700 páginas que totalizan el doble volumen del libro Jerry Goldsmith. Versátil estratega emocional (Saimel, 2022), de Joan Bosch, pueden mostrar el total del alcance, dimensión, profundidad e importancia de la aportación de Jerry Goldsmith al Séptimo Arte en general y a la dramaturgia y narrativa musical en particular. No pueden mostrarlo pero sí demostrarlo y sobre todas las cosas abrir sendas para quienes tengan interés en descubrir empíricamente (esto es, en las películas) la magnitud de tamaña contribución. Esto es lo que más valor le da al libro.

Son muchísimas veces las que he insistido -y muchas más que insistiré- que hay compositores que también son cineastas y los hay que no lo son. Hay quienes entregan la música que se les pide y son los directores los que hacen cine con ella: Nino Rota, por ejemplo, no sabía nada de cine, pero Coppola, Fellini o Visconti sí. Y como él, muchos más grandiosos compositores. Pero Goldsmith, como Herrmann, Williams o muchos otros, sí conocía el medio, sus posibilidades y necesidades, las renuncias que debía hacer para beneficiar las películas, y un largo etcétera. Jerry Goldsmith fue un cineasta total. No hay certeza absoluta, claro, de que las grandes decisiones en su obra hayan sido suyas o de los directores, pero es bastante plausible que bastantes sí sean aportaciones del compositor: es imposible, por ejemplo, que Franklin J. Schaffner no le hubiera consultado o incluso pedido auxilio en numerosas ocasiones, y varias soluciones que han dado forma a las películas son tan puramente musicales (transformadas luego en cine) que claramente debieron surgir de alguien que además de compositor, sabía mucho de cine.

Hay mucho de enfoque cinematográfico en los textos de Bosch, mucho más en el arco dramático (importantísimo) que en el arco narrativo (esencial), pero nada relevante se le escapa. Sus palabras, aunque emotivas y sentidas, apenas son opinativas y tienen mucho de informativas, lo que es otro de los mejores valores del libro: Bosch no pretende condicionar ni mucho menos imponer una manera de entender a Goldsmith, pero sí pone en la práctica totalidad de las páginas elementos y herramientas para que cada lector y estudioso entienda mejor al compositor.

Tras los estupendos textos de Townson y Baillargeon, que ya comenté en el anterior artículo, Bosch presenta una biografía en forma de apunte, tal y como es titulado un capítulo demasiado escueto y breve que pone en claro que dar a conocer y detallar la vida del compositor no es el objetivo de su ensayo. Sí lo es, claro, los comentarios de todas y cada una de sus películas, telefilmes y miniseries, en un viaje que arranca en Black Patch (57) y prosigue hasta llegar a Looney Tunes: Back in Action (03). Pero no es el final, puesto que luego siguen apartados dedicados a series televisivas, creaciones rechazadas, obras concertistas, anexos...

Como comenté en el artículo anterior, no he leído todas las fichas del libro: sobre las películas que me son completamente desconocidas o que tengo olvidadas no opinaré porque no lo voy a hacer desde la memoria (o desmemoria) y muchísimo menos desde el desconocimiento, aunque por supuesto serán leídas cuando vaya a ver o revisar esos títulos. Tengo a Joan Bosch como un referente en nuestro país, lo que posiciona sus textos en un punto de partida positivo. Tampoco voy a poder comentar aquí lo que escribe sobre los filmes que sí conozco y he estudiado, por una cuestión de espacio: ¡son muchos! Pero serán siempre un referente al que acudir para mostrar concordancias (tal y como explicó Joan Bosch...) o por supuesto también discrepancias (frente a lo aseverado por Joan Bosch...). De eso se trata, exactamente.

Creo que Bosch es acertadísimo en bastantes de sus comentarios, y en todos (repito: todos) aporta cosas muy interesantes que considerar. Creo que son de lectura obligada antes de sumergirse en los filmes sus textos sobre Freud (62) The Sand Pebbles (66) Planet of the Apes (68) Patton (70) (*) QB VII (74) The Wind and the Lion (75) -magnífica disertación sobre por qué una música tan enaltecedora es aplicada sobre un hombre cruel y bárbaro- The Boys from Brazil (78) Star Trek. The Motion Picture (79) Alien (79) Poltergeist (82) Legend (85)... solo por citar algunos.

(*) Sobre Patton tuvimos el pasado junio un apasionante debate sobre una interpretación alternativa de la música de Goldsmith, muchísimo más banal, mundana y a ras de suelo que la del propio compositor, que es la que también (y tan bien) expone Bosch. Pero a veces el literal de la música en su contexto (imágenes, montaje, etc) puede dar lugar a visiones distintas, perfectamente defendibles. Esta en rigor lo es, lo que no significa que yo no acepte la oficial, que la creo mejor por más profunda:

Debatir sobre música de cine en estos ámbitos es absolutamente apasionante. Ojalá Goldsmith viviera para conocer estas perspectivas distintas. Y ojalá mediara en una discrepancia que tengo con Joan Bosch, a propósito de The Omen (76). Bosch afirma que únicamente el tema de la familia puede considerarse verdaderamente como tal, y respecto al Ave Satani dice que aún y poseyendo melodía propia, es mucho más espléndida, enfrentando al candor melódico un rico entramado de voces corales siniestras (...) en un contexto, a menudo, sin una tonalidad precisa (p. 288). Yo creo que el Ave Satani es visible y bien visible para la audiencia, y desconozco qué le lleva a Bosch a razonar que no puede ser considerado un tema como tal. No tiene sentido: de hecho, su sola presencia convierte al tema de la familia en algo fláccido, débil, frágil, y el Ave Satani está mucho más en primer plano que el tema de la familia. Sucede que el tema de la familia es poco dinámico en tanto el Ave Satani es vehementemente cambiante. Hice dos vídeos con mi argumentación: el primero, La destrucción, trata sobre el proceso de aniquilación del tema de la familia; en el segundo, la imposición, desarrollo el Ave Satani y sostengo (aunque suene extravagante) que este tema muestra claramente los diversos estados de ánimo de Satán.

Estoy muy descontento con su texto sobre Papillon (73), es a mi juicio el menos acertado de cuantos he leído por confuso y por no plasmar el alcance poético y sobre todo el alcance simbólico que tiene la música. En realidad todo es mucho más claro respecto al tema principal (ver vídeo Música para volar, con mi análisis). Asimismo considero un error que, dado que Bosch lógicamente diserta sobre el conjunto del filme y no solo del tema principal, haya desconsiderado el brutal silencio musical en los créditos finales, que forma parte del todo y le da sentido también al tema principal. Tampoco me parecen suficientes sus comentarios sobre Chinatown (74) -expondré los míos en un próximo artículo- ni sobre Basic Instinct (92), en la que desconsidera el brutal duelo entre temas musicales y el final sometimiento de uno al otro (lo expliqué en el vídeo La estrategia de la cobra). Pese a estos aspectos que creo menos positivos (no negativos, en cualquier caso) no puedo sino recomendar vivamente que este voluminoso libro esté en todas las estanterías no solo de los aficionados a la música de cine sino del cine en general, porque suma y mucho.

Yo no soy políticamente correcto ni me escondo, ambas actitudes tienen algo de falta de respeto por quienes me leen: hay otro libro sobre Jerry Goldsmith recientemente editado, escrito por Christian Aguilera, que comenté en dos artículos (el primero, aquí). Con una nota de 8/10 es evidente que lo recomiendo, a pesar de que el autor se haya mostrado tan ofendido -bloqueándome además en redes sociales- porque no le haya puesto un 10 ni lo haya considerado el mejor libro jamás hecho sobre Jerry Goldsmith. No lo es. Tampoco creo que el de Joan Bosch lo vaya a ser. Hace falta avazar más. Yo recomiendo adquirir los dos libros, pero a quienes solo puedan permitirse gastar su dinero en uno yo les sugiero el de Joan Bosch.

Nuestra puntuación: 9/10

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