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EL MOSMA MÁS PERSONAL

12/07/2022 | Por: Conrado Xalabarder
CRONICAS

No es nada descabellado afirmar que el domingo 10 de julio, en el Teatro Cervantes de Málaga, se hizo Historia con mayúsculas: el concierto homenaje a Marc Shaiman deberá ser mencionado como uno de los eventos de música de cine más exitosos nunca habidos en suelo español y probablemente en suelo mundial: el teatro tuvo un lleno prácticamente total pero fue poquísima la gente que hubo en comparación con la que debía haber visto -y vivido- lo que sucedió esa noche. No fue un concierto al uso estupendamente ejecutado, sino un hito: nada menos que el primer concierto mundial íntegramente dedicado a y con la presencia de Marc Shaiman, que inexplicablemente jamás había tenido esta oportunidad, ni siquiera en Estados Unidos.

No estoy siendo hiperbólico ni por supuesto emocional: no creo que haya pasado algo tan grande ni tan impactante desde aquél concierto de Basil Poledouris en la Úbeda de 2006. Y en lo que a mí respecta tiene lo suyo que haya sido precisamente en mi primera visita personal al Festival MOSMA de Málaga. Por esta razón este artículo no es una crónica convencional sino una suerte de híbrido entre crónica con por supuesto consideraciones críticas y editorial con consideraciones personales.

En los últimos años MundoBSO ha tenido un crecimiento exponencial en media de visitas. Una amplia mayoría no son coleccionistas (que por supuesto nos visitan) sino gente diversa a la que le interesa el enfoque analítico que le damos a la música de cine. Provienen de diversos ámbitos, como el académico, la industria, la afición a la música de cine, la cinefilia (especialmente), etc. Y desde que en enero de 2021 Jaime Altozano tuvo la generosidad de nombrarme en uno de sus vídeos a mí, a Ignacio Marqués y a MundoBSO ese crecimiento en visitas ha aumentado mucho más. Explico esto porque creo que una amplia mayoría de nuestros seguidores no saben quién es David Doncel y, desconociéndole, mucho menos sabrán de la existencia de un conflicto del pasado que rompió años de amistad y de colaboración en los extintos festivales de Úbeda y de Córdoba. Ha pasado mucho desde aquella crisis (en 2015) y ni siquiera Ignacio o Mario Pons, mis más estrechos colaboradores, vivieron ni conocieron aquellos terribles momentos.

Naturalmente no voy a reabrir aquellas heridas que aún no se han cicatrizado, aunque ya no causen dolor. No es el objetivo ni hay necesidad alguna porque en cualquier caso solo sería exponer una verdad, la mía, y además a la abrumadora mayoría esto no le interesa y es bueno que no le interese. Solo diré una cosa -muchos no entenderán de qué estoy hablando-, pero quiero decirla por ser una espina clavada que ahora me quito: mi ruptura personal y profesional con Doncel no se produjo en Córdoba, como interesadamente se ha venido asegurando sino uno o dos meses atrás en tierras asturianas, como interesadamente se ha venido omitiendo. Y quien decidió poner fin a esa relación profesional fui yo. Esto es así y hasta el final de mis días mantendré que es así.

Bien, para quien no le conoce, ¿quién es David Doncel?. Diré que es uno de los activos más importantes en lo que a la difusión de la música de cine en el ámbito de festivales y conciertos se refiere. Como todo el mundo -yo incluido-, ha tenido éxitos y ha sufrido fracasos, ha tenido aciertos y ha cometido errores, pero el balace global de lo que ha aportado en el ámbito que trabaja -teniendo en cuenta los resultados- traspasa la excelencia. Desde el festival de Úbeda, kilómetro cero de lo que hoy son los festivales de música de cine del mundo entero, pasando por el de Córdoba y ahora en MOSMA, si bien no como director, cargo que ocupa Juan Antonio Vigar (dato de mucha importancia para lo que vendrá a continuación)

Estando Doncel en MOSMA y siendo ese su territorio, no tenía sentido alguno que yo apareciera por el festival, porque sería generar incomodidades del todo innecesarias. Yo, Conrado Xalabarder, no fui al festival, pero MundoBSO ha estado desde el primer año cumpliendo con absoluta profesionalidad y excelencia su responsabilidad para con el festival y nuestros seguidores. Quien lea esto no le sorprenderá que diga que estoy indescriptiblemente orgulloso de haber hecho y de seguir haciendo MundoBSO. Ha sido y es un trabajo árduo, monumental, titánico, y me llenan de orgullo los logros alcanzados, pero no me siento especialmente orgulloso por haber puesto a MundoBSO por encima de conflictos personales y haber publicado más de 20 artículos con crónicas de sus seis primeras ediciones (por tanto, varios artículos por cada edición), firmados por Ignacio Marqués y Mario Pons. No me siento especialmente orgulloso porque, sencillamente, era lo que había que hacer y se ha hecho: Ignacio y Mario han tenido libertad absoluta para escribir lo que considerasen de cada edición, sin que jamás hayan recibido la más mínima indicación o corrección por mi parte. Ni una sola. Tampoco estoy especialmente orgulloso por esto porque, sencillamente, es lo que hay que hacer. Y el sentido crítico -el ADN de MundoBSO en un mundo demasiado superpoblado de interesadas adulaciones y postureos varios- es lo que ha equilibrado consideraciones casi siempre muy positivas sobre el festival, de tal modo y suerte que puedo afirmar que los mejores y más completos comentarios publicados sobre MOSMA han tenido lugar, precisamente, en MundoBSO, el trasantlántico de Conrado Xalabarder, la bestia negra de David Doncel.

Debo decir, porque es mandatorio hacerlo, que el trato que SIEMPRE se les ha dispensado a Ignacio y Mario por parte de Doncel y su equipo ha sido de excelencia, y por ello reitero -ya lo he hecho en otras ocasiones- mi agradecimiento. Es evidente que el conflicto no es con ellos (enormes personas, dos cracks que hacen de MundoBSO un lugar mucho mejor) ni tampoco creo que el conflicto sea con la web, sino solo conmigo. Estando MOSMA cubierta por Ignacio y Mario, yo no tenía nada que hacer en Málaga. Pero este año ninguno de los dos iba a poder estar, y MundoBSO debía estar. Me entusiasmó el anuncio de la presencia de Shaiman (que reemplazaba a un David Arnold que se caía de la programación) y por eso me decidí a pisar MOSMA por vez primera.

También hubo otra razón: rectificar un error mío -otro de tantos- para con MOSMA, y que no era otro que conocer y entablar relaciones cordiales con el director del festival, Juan Antonio Vigar. Debí haberlo hecho el primer año, porque represento a la web más importante en idioma castellano, la más visitada y la más prestigiosa, y también a la revista Fotogramas, pero no lo hice porque entre yo y Vigar solo veía el muro de Doncel y no supe mirar por encima de ese muro. Error mío, desconsideración mía, y como he hecho privadamente también públicamente le pido disculpas a Juan Antonio Vigar. No tengo gran cosa que aportar a MOSMA, pero es importante que Vigar sepa que MundoBSO -no perdiendo ni renunciando jamás al sentido crítico- siempre estará del lado de quien sume y aporte a la comunidad, como es el caso de este festival.

Como siempre hay quien gusta de intoxicar y envenenar me adelanto a lo previsible para decir que no he tenido una reunión con Vigar para intentar reemplazar a Doncel, ni para perjudicarle ni por supuesto para postularme para colaborar con el festival: tan solo he querido establecer relaciones personales y cordiales con el director de MOSMA. Yo sería completamente incapaz de hacer bien ni la centésima parte de lo que hace bien David Doncel. Ni la centésima parte, pues lo he visto actuar desde el primer año de Úbeda. Debo decir que tampoco Doncel parece capaz de hacer bien ni la mitad de lo que yo hago bien. La diferencia es que a mi me falta el talento y a Doncel solo la voluntad.

Respecto a mi postulación como colaborador: MOSMA no es lo mío. Yo respeto muchísimo (muchísimo) el fenómeno fandom, pero en MundoBSO estamos en otro nivel, que es el analítico, el académico, el teórico, el reflexivo... basta con ver cualquiera de nuestros vídeos o leer nuestros artículos. Luego haré mención pero a mi (repito: a mi) las charlas con compositores con anécdotas y cosas simpáticas no me interesan nada, como casi nada me apetecen los conciertos. Cualquiera que me conozca lo sabe. Pero hablo solo por mi: Ignacio o Mario, por ejemplo, son de mentalidad mucho más abierta y sí están cómodos en ambos ámbitos, el lúdico y el más científico. Pero yo he dicho muchas veces que sería incapaz de hacerle una entrevista a un compositor sobre su trayectoria profesional. Hay que saber hacerlo y yo no lo sé hacer.

Sabía perfectamente que al pisar MOSMA se me haría el vacío completo por parte de Doncel y su equipo. Lo sabía perfectamente pero soy una persona muy fuerte y este tipo de actitudes no me incomodan porque sé mirar por encima del muro y he ido a MOSMA a mirar por encima del muro.

No he estado en todo el festival porque no podía por temas personales, pero he estado sábado y domingo, días importantes. Me ha comentado gente de cuyo criterio me fío que el recital a piano que ofreció Shaiman el jueves fue una maravilla, y como maravilla queda en esta crónica. De lo que he visto estos dos días quiero hacer una sugerencia de mejora que creo capital: no es aceptable que teniendo a Shaiman en una charla sobre su trayectoria, las 2/3 partes del tiempo en la sala se haya hablado en castellano. Sencillamente no es aceptable. El sistema comentario no precisamente breve + pregunta / traducción al inglés / respuesta del compositor / traducción al castellano lo ralentiza todo y desaprovecha el poco tiempo del que se dispone. El propio Shaiman hizo un par de bromas sobre ello. Sugiero al festival poner un sistema de traducción simultánea, con auriculares, o en su defecto que quien haga la traducción (estos días David Saiz, impecable) se lo traduzca al compositor a la vez (al oído) que se formula el comentario y la pregunta. Recuerdo en Úbeda haber hecho algo que funcionó bastante bien, pero no sé si en las condiciones de la sala del Teatro Cervantes sería viable. En Úbeda charlaba un compositor español, no recuerdo quién, y unos asistentes extranjeros tenían interés en escucharle (y entenderle!). Me los llevé a las últimas filas, les pedí a los que estaban sentados por el área que avanzaran unas filas y, ya solo con los extranjeros, me dediqué a traducirles (en modo resumen) todo lo que se iba diciendo, por supuesto en voz baja. De este modo no se detenía el ritmo. Si quienes no entienden inglés son pocas personas podría plantearse hacer algo parecido, todos saldrían beneficiados. Por otra parte, si los que preguntan (en tarima o desde la audiencia) se abstuvieran de hacer comentarios personales sobre lo que les gusta o no y fueran directamente a la pregunta clara y concisa sería algo mejor, más dinámico e interesante, y la proporción de tiempo en castellano podría bajar incluso del 1/3. O incluso sin traducción, que es inglés y no japonés: en el concierto Shaiman hizo largos comentarios sin traducción y la gente se lo pasó en grande porque la mayoría le entendió.

Como he dicho, el contenido de lo que se habla en estas charlas a mi no me parece interesante, pero yo no soy Carlos Boyero y lo que me guste o no es del todo irrelevante. Otra cosa sería que se hablara de lo que me interesa y me generara ganas de debatir, pero no es el caso. Y esto lo extiendo a los conciertos: el del Harold Faltermeyer lo encontré insoportable, pero mi opinión no vale absolutamente nada porque no me gusta la música ochentera y el concierto me martilleó la cabeza. Luego pregunté a gente de cuyo criterio me fío y me comentaron que, salvo algún problema con el volumen algo elevado, todo había sido estupendo, asi que lo doy por estupendo. Del mismo modo, la primera parte del concierto de Shaiman me aburrió: no creo que la de Misery (90), por ejemplo, sea una música que funcione en concierto, pero tenía que estar, por razones obvias. Y, además, en cuanto apareció Shaiman en escena el concierto se disparó hacia arriba en un tramo afortunadamente largo que, como he dicho al principio, fue glorioso. Comentando con Sergio Hardasmal (autor del libro El mundo musical de Marc Shaiman) me dijo que todo el concierto le había parecido maravilloso, así que lo doy por maravilloso.

No me parece maravilloso sino repulsivo que hayan habido medios de comunicación locales que hayan ignorado la presencia de MOSMA en Málaga, allá donde toda la ciudad estaba llena de cartelería. Al parecer, según me han contado, ni el Diario Sur ni el diario La Opinión de Málaga, ambos malagueños y al menos en sus versiones digitales, han publicado nada durante los días del evento. Por lo que he comprobado, efectivamente nada hay en esos medios. Desconozco las razones, pero si la causa es alguna rivalidad o mala relación, debo decir que la profesionalidad es lamentable: hay que saber mirar por encima del muro.

Yo no sé cuánto tiempo aguantará el muro que hay entre Doncel y yo. No he ido a MOSMA con intención de hablar con él, porque sabía que no iba a suceder, pero en mi maleta siempre llevo una mesa y dos sillas. Salvo imponderables iré el próximo año y los siguientes. Y si cada año sucede el vacío de este, pues que sea lo que tenga que ser. Soy persona muy fuerte. Pero MOSMA no es el territorio de David Doncel, ni siquiera el de Vigar y obviamente no será nunca el mío o el de MundoBSO. MOSMA es el territorio de la música de cine y como tal, es territorio sagrado. Yo me alegro de haber estado en esta edición.

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