Un niño prodigio del violín llega a Londres como refugiado judío desde su Polonia natal y es acogido en una destacada familia, donde se hace íntimo amigo de su nuevo hermano. Pero años despúes, a punto de ofrecer su primer y esperado concierto, desaparece sin dejar rastro. Su hermano le buscará por todas partes del mundo.
El compositor aplica una sentida y emotiva creación dramática con el violín como instrumento protagonista y un hermoso tema principal. Junto al mismo, algunos temas clásicos para el uso diegético en la película y temas ambientales variados, entre los que se encuentran algunos hebreos, también muy hermosos. Musicalmente es elegante y también refinada, pero en el filme le falta solidez en su estructura y no contribuye a desperezar al resto de la película de un cierto letargo y lentitud. Su dispersión de temas desfocaliza narrativa y dramáticamente y todo acaba por ser más estético y ambiental que dramático y narrativo.