Sensacional y sobrecogedora película, repleta de secuencias inolvidables. Se trata de un film muy triste, diría incluso que es uno de los más tristes jamás realizados, aunque, y quizás por eso mismo, inspira el alma de una forma especial. Es un latigazo al corazón, en toda regla. Porque el espectador siempre recordará con más mimo esas pelis que no acababan muy bien, esos círculos sin terminar de cerrarse, esas heridas abiertas por siempre jamás… DE RATONES Y HOMBRES es eso mismo: el celuloide hecho sensibilidad, una sucesión de fotogramas poseídos por la misericordia… De maravillosa se puede tachar igualmente esta pieza de mi querido Mark Isham. Las circunstancias no requerían de una mayor complejidad, y así, la banda sonora se mueve en derredor de unos sencillos temas que irán interviniendo según pretenda resaltarse una idea u otra. Excepcional.