Una familia de granjeros obliga a su hijo menor a atravesar un infierno mientras sufren el peor episodio de sequía de los últimos años: el joven es traicionado y abandonado en un terreno desconocido, en el que debe sobrevivir a toda costa para poder vengarse de aquellos que le hicieron daño.
El compositor aplica una creación que destina a generar un ambiente y entorno árido y hostil, progresivamente más asfixiante. Lo hace con instrumentos reales y electrónica y aunque resulta algo estático y monótono se beneficia con la inserción de los elementos dramáticos -desesperanzados, desoladores- que aportan cierta calidez humana y sobre todo impulsan al protagonista en su lucha por la supervivencia. Con ello, se busca y logra implicar a los espectadores.