En los años sesenta, una pareja norteamericana pasan sus vacaciones en Atenas. Durante una visita a la Acrópolis conocen a un joven estadounidense que trabaja como guía turístico y que se dedica a timar a turistas ricas. El guía sentirá atracción por la mujer y por el dinero del hombre.
El compositor aplica su música en los terrenos ambientales, emocionales y psicológicos, y la ubica tanto externa como internamente a los personajes, recreando en ambos espacios un entorno de misterio y turbación, deliberadamente indefinida, lo que genera una cuidada expectación y una doble sensación: de fragilidad en lo que concierne al matrimonio protagonista y de fortaleza y amenaza por lo que respecta a quien entra en sus vidas. Todo ello, con un moderado tono amargo que, llevado en la película al terreno musical, resalta una sensación pesimista, crepuscular, ocasionalmente densa, que contrasta con momentos más enfáticos y liberadores, pero que son ocasionales y no pueden imponerse a los aspectos negativos y desesperanzados de una música escrita más para dañar que para ayudar o apoyar. Una creación interesante y comprometida en lo narrativo.