Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:

En su primera experiencia escribiendo música para un videojuego el compositor aborda con compromiso y mucho oficio una banda sonora con varias ideas narrativas interesantes que busca la empatía del jugador y, como fin último, fortalecer el mensaje del videojuego. Se trata de una música que por lo general es minimalista y que, a pesar de contar nada menos que con una intérprete del caché de Tina Guo, el propio compositor interpreta en su mayor parte, logrando salir airoso con una producción que, aunque limitada en medios –y no en el sentido peyorativo, pues puede entenderse como una característica más que se adecúa a las necesidades del juego– resulta cuidada musicalmente, cuenta con momentos elaborados y destaca el uso de muchos instrumentos acústicos, así como de la electrónica.

Narrativamente, el compositor estructura la música en torno a dos temas centrales de mayor importancia, ocupando cada uno de ellos un espacio muy diferente. El tema más importante (el principal) se posiciona en un lugar más elevado y de manera externa a los personajes, para dirigirse más directamente al jugador. Es un tema dramático, muy bello, relacionado con la destrucción del medioambiente que ha desencadenado un entorno prácticamente inhabitable para muchas especies animales. Por otro lado, encontramos el tema central de la familia de zorros que el jugador controla y cuyo objetivo es conseguir que sobrevivan en ese mundo devastado. Este tema representa y une musicalmente a la madre zorro y sus cuatro cachorros. Ambos temas aportan una información valiosa a la experiencia de juego, aunque es quizá el de la familia el de mayor recorrido narrativo mediante el uso de numerosas variaciones, inversiones musicales, etc. Además de ser el tema que suena siempre en el único lugar en el que la familia de cánidos está a salvo (la madriguera) se utiliza también en algunos momentos en que los cachorros se encuentran en peligro o logran subir alguna habilidad, superando una serie de experiencias. No obstante, el mayor interés narrativo que tiene este tema es que suena cada vez que encontramos un nuevo rastro del secuestrador que rapta al cuarto cachorro al inicio del juego, poniendo a este en el pensamiento de la madre zorro (y del jugador). Este es un recurso narrativo maravilloso que, por ejemplo, ya se utilizó muy brillantemente en Ori and the Will of the Wisps (20), donde el tema del personaje buscado (Ku) se utilizaba a nivel dramático durante las aventuras del personaje buscador (Ori). Y en Endling funciona de una manera parecida, dando también un muy buen resultado pues es un recurso que aporta una gran riqueza a la experiencia de juego, tanto a nivel narrativo como de implicación emocional del jugador. Además, este tema de la familia es adaptativo cuando estamos en la madriguera, pues será interpretado por un instrumento menos por cada cachorro que perdamos, del mismo modo que sonará un instrumento u otro en función de cuál sea el cachorro que interactúa en un determinado evento del juego. En tercer lugar, el tema del secuestrador tiene un arco mucho más sencillo, interesante en su evolución final, y también suena siempre que encontramos un nuevo rastro suyo.

La música ambiental es en general orgánica, sencilla y, por la manera en que está aplicada, poco reincidente en muchos momentos de exploración, parte de los cuales transcurren oportunamente sin música. Esta puede llegar a ser inquietante y bastante fría en muchos momentos, aportando al entorno una impresión algo más agreste de la que ya tiene, pero siempre muy moderadamente. También se aplican otras músicas más perturbadoras cuando hay algún peligro cercano, como la de los humanos que merodean acechando por los escenarios y a los que se les aplica un tema específico según el grado de amenaza que representen. Es a nivel de interacción musical donde pueden producirse algunos solapes extraños entre diferentes músicas –o incluso con un mismo fragmento que se vuelve a reproducir, como sucede con el del rastreo cada vez que activamos un flashback del secuestrador– y también que algunas músicas pueden no llegar a reproducirse completamente casi nunca bien porque su perímetro de acción es demasiado corto, bien porque el ritmo de juego impuesto es demasiado apresurado (algo a lo que el jugador se siente obligado pues ha de desplazarse lo más rápido posible en busca de alimentos si quiere salvar a todos los cachorros). También, al disponerse la música ambiental en puntos muy concretos de los escenarios (personajes, situaciones, lugares, etc), esa suma de factores puede dar impresión de que, a nivel espacial, algunas zonas sin música son muy extensas. Probablemente, no es una cuestión de necesitarse más música sino de que la que ya está activada perdure más en el tiempo si nos dirigimos a una zona que no tiene música, en lugar de interrumpirse rápidamente. No obstante, en la mayoría de los casos la implementación suele estar bien diseñada.

Por último, como música del entorno destacan también los temas diegéticos que interpretan algunos humanos pacíficos, bien mediante instrumentos o la propia voz. Esta es una música que aporta mucha más información de lo que puede parecer a simple vista y, en cierto modo, influye decisivamente en la construcción del mensaje final del juego ya que este no se cierra en los créditos finales ni con el tema principal (el de la devastación medioambiental), ni tampoco con el tema central de la familia, sino con esta música esperanzadora de aquellos humanos que han sido respetuosos con los animales y el entorno. Toda una declaración de intenciones conseguida solo gracias al buen uso de una música que, incluso utilizándose exclusivamente de forma diegética, acaba adquiriendo un significado que puede ser muy poderoso.