Usuario: Juan Antonio Rueda Capel
Fecha de publicación: 12.07.2017
Bueno, pues acabo de registrarme a instancias de Conrado ¡gracias!, que me ha animado a ello tras intercambiar unos e-mails sobre Patrick Doyle y la figura del orquestador (peticiones para "Lecciones de Música de Cine y un editorial sobre el tema, respectivamente). Sobre Enrique V, que decir. Descubrí con ella al Branagh director y en poco tiempo se ha convertido en una de mis películas favoritas. Sobre la banda sonora, pues en mi humilde opinión, obra maestra de la música de cine y un clásico moderno, así cómo uno de los mejores debut que conozca en la historia del medio.
Esta es una de esas raras ocasiones, , donde un compositor debuta ya con una obra sólida y madura, variada temáticamente, y que estilísticamente presenta aquellos rasgos que se asociarán con el autor a lo largo de su filmografía; cómo la expresión de un fuerte lirismo y romanticismo, mediante la sección de cuerdas de la orquesta, a la que mantiene casi siempre en su registros mas altos (más adelante incluso sustentará una obra entera sobre un cuasi adagio/elegía de cuerdas permanente, cómo ocurrirá en Carlito´s Way), y que le sirve, cómo dice Conrado, para ahondar en la psique de los personajes, su estado de ánimo y dudas internas.
Respecto a su música de acción; el uso de la percusión (con curiosa predominancia de la pandereta, me dio un ataque de risa cuando me percaté) y el viento madera y metal son característicos, también por su manía de interrumpir un fraseo motivíco a medias, sostener el silencio unos segundos y luego retomarlo (Frankenstein está llena de esto ¿técnica para incrementar el suspense o la tensión?)
Un ejemplo de lo comentado en el primer párrafo: La noche antes de la batalla, el rey medita consigo mismo y llega a llorar cuestionándose si hace bien en mandar a sus hombres a la guerra, y si moralmente es digno de ser su rey. Doyle arropa todo esto con una obsesiva figura de cuerdas, un ostinato in crescendo que explota cuando las lágrimas surcan el rostro del monarca.
Más adelante, durante la batalla de Agincourt, el tema vuelve a sonar, mientras Branagh nos muestra ahora cadáveres ensangrentados, desolación y muerte. ¿Nos está indicando Doyle, mediante la repetición tortuosa del tema, las consecuencias derivadas de decisión tomada por el rey la noche anterior? Diría que si.
Sobre el Non Nobis, nada que decir, eterna secuencia.
Por poner una pega, diría que es una pena que Doyle no emplease más el tema de amor de Katherine o el de la muerte de Falstaff, pero entiendo que su aplicación no tendría sentido en más sitios y perjudicaría la narración.
Pero vamos, una joya.
:)