Una masiva invasión de extraterrestres atacan y destruyen cuanto se encuentran en su camino. Un hombre intentará proteger la vida de sus dos hijos.
1.- La música del caos
Una de las principales características del filme es que convierte en impredecible aquello que es perfectamente previsible: un ataque sucederá a otro, y eso se sabe; el cómo se producirán los ataques y, más importante, cómo escapará el protagonista es la baza sobre la que el director mantiene la tensión. Si los ataques de los extraterrestres son brutales, fulminantes y generan desorden y caos, es lógico que la música sea a su vez brutal, fulminante y que genere asimismo desorden y caos. Por ello, Williams elude construir su partitura en torno a algún tema reconocible al que el espectador pueda agarrarse emocionalmente para buscar cierto alivio o asimilación (algo así como: bueno, sabemos que son bichos muy perversos, y lo sabemos porque la música nos lo está explicando). Si en Close Encounters of the Third Kind (77) se tendía hacia una construcción temaria era precisamente porque la película -y la música- estaba llevando hacia algo concreto: el encuentro; y si en E.T. The Extraterrestrial (82) sí habían temas reconocibles era, entre otras cosas, porque se quería del espectador una actitud empática hacia el extraterrestre protagonista. Y lo mismo con respecto a Jurassic Park (93) los dinosaurios estaban agrupados en torno a un tema unificador que magnificaba su grandeza. En War of the Worlds, sin embargo, los alienígenas son seres completamente desconocidos, fantasmales, que actúan a través de su maquinaria de muerte y la música no nos va a aclarar nada sobre ellos que no sea lo que es obvio: han venido a destruir la Tierra. Así, permanecen en el enigma del anonimato. De haber escrito un tema musical dedicado a ellos, Williams, en realidad, los hubiera humanizado (exactamente del mismo modo que se humanizó, con propósitos evidentes, al escualo de Jaws). Pero no es el caso.
Al no existir temas referenciales (un tema principal o temas centrales reconocibles e identificables, por ejemplo) lo que se genera es exactamente eso: caos y desorden. Es virtualmente imposible, así, que el espectador pueda recibir de la música indicaciones que le hagan valorar el estado de la cuestión en las diversas escenas, ni tan solo en aquellas en las que la presencia física de los extraterrestres es explícita. Y como bien sabe Williams, el caos y el desorden son el paso inmediatamente previo para provocar el terror. Lo consigue mediante una música elaborada, ocasionalmente densa, muy violenta, pero también de factura clásica incluso en su impresionismo, lo que da como resultado, justamente, mayor zozobra.
Pero si los extraterrestres no traen al Planeta Tierra un tema musical concreto y definido, tampoco los humanos (representados en la figura de Tom Cruise) lo tienen, de tal manera que quedan a merced de su mala suerte, sin arropamiento emocional desde la música, pero no por ello Williams los ha dejado solos. Aunque tampoco los va a ayudar mucho.
2.- Lucha a vida o muerte
Hay un doble nivel dramático muy interesante en la música de War of the Worlds, que se cocretiza en la pugna que se entabla entre dos tipos musicales diferentes, bien definidos y contradictorios: la música de los extraterrestres frente a la de los humanos. La primera, como se ha indicado, es caótica y violenta, pero muy poderosa, tanto por su sonoridad como en su escritura. No es, en realidad, una música que describa acciones concretas ni que realce aquello que se está viendo (aunque obviamente también lo hace), sino que es una música que se aplica en contra del espectador, como si Williams estuviese dentro de una de esas máquinas de destrucción manejadas por los extraterrestres y, mientras éstos destruyen humanos, el compositor mina la moral de los espectadores. Frente a ella, la música de los humanos, melódica, frágil y, por tanto, deliberadamente débil.
En el contraste entre ambas, naturalmente, quienes salen perdiendo son los humanos: la música de los extraterrestres, en la comparación, acaba siendo aún mucho más poderosa. Algo muy parecido a lo que ya se hiciera en Jaws (75) Y la debilidad en la música de los humanos, cuando encuentra su espacio físico en la película, no hace sino evidenciar su falta de fortaleza, su absoluta impotencia ante el devastador enemigo. Al no existir temas definitorios, no se trabaja con el duelo tema-contratema, pues ello en realidad así se estaría dando cierta esperanza al triunfo del Bien sobre el Mal. Y esperanza hay tan poca que en la resolución final -con el exterminio de los extraterrestres y, consecuentemente, de su música- la música de los humanos no llega a expandirse, aunque sí aliviarse moderadamente. Y es que todo aparenta ser tan solo un punto y seguido.