Shore compone para la ocasión un trabajo tan implacable y singular como el propio personaje de Nicholson. Una banda sonora que lleva en sus genes- ohm, perdón; en sus notas- todo cuanto debía transmitir. THE DEPARTED, del Gran Scorsese, es un film fabuloso repleto de momentos del más absoluto goce. La música de Shore actúa, así, como un guante que envuelve las emociones y se mete dentro de la película. En varias ocasiones hay canciones, que ya tienen una edición para ellas. Pero es en los instantes en que Shore aparece cuando la atmosfera gana enteros. Desde el solemne “Cops Or Criminal” hasta el apasionante “Command”, pasando por un montón de grandes momentos que, eso sí, algunos se hacen un poco duros en nuestros equipos de música. Eso no es estrictamente negativo. La banda sonora de Shore se merece un diez en cuanto a su aportación dramática y regio carácter durante la peli. Ahora bien, esas mismas referencias pueden no agradar del todo en su escucha aislada. Lo que nos lleva a un eterno debate sobre el cual no me pronunciaré ahora. THE DEPARTED, de Howard Shore, es un trabajo excéntrico y no carente de cierto encanto, convirtiéndose, a medida que lo vamos conociendo, en una invitación difícil de rechazar.

Nueva colaboración de Shore con Scorssese y nueva decepción con respecto a su aplicación en el film. Escuchada por separado en el CD tenemos un trabajo fresco, imaginativo y original, utilizando como base guitarras, con un tono general irónico y ambiguo, buena construcción, algo mas intrascendente aunque muy eficaz en los temas de tensión, pero decididamente genial en las variaciones de los temas centrales. Pero vaya sorpresa al ver el film. Nada de lo que se escucha en el CD se ve reflejado en la impresionante película del director neoyorquino. El tema central de Shore se reduce a su inclusión incompleta y con la misma importancia, o menor, que cualquiera de las canciones elegidas por el director. Del resto del score nada de nada. Una verdadera lástima. El film habría ganado con el notable trabajo de Shore. Pero es lo que hay. Viendo lo que hizo Scorssese con The Aviator (esa si era una partitura enorme), ya nada nos sorprende.