Durante los ensayos de la obra Ricardo III, el director Al Pacino entrevista a distintos actores norteamericanos para tratar de averiguar por qué tienen tantos problemas para poder interpretar los personajes de Shakespeare.
Poderosa partitura de tono medieval, a ratos oscura y sinestra y en otros lúcida y esplendorosa, con la que el compositor acompaña las escenas de la representación. Incluye contundentes coros.