Siete desconocidos, cada uno con un secreto, se reúnen en un hotel con un oscuro pasado. En el transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de redención...
Aunque encajada entre una serie de canciones ambientales que le dan al filme un cierto aire de Quentin Tarantino, la música de Giacchino logra encontrar su espacio y aportar un tono a veces sarcástico y exótico, a ratos de suspense y de misterio y también con momentos dramáticos. Es variada en temas, solventes todos ellos, que se disponen para seguir el relato y marcar sus pautas dramáticas y estéticas.