Un terapeuta que escribe libros de autoayuda tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. Su principal cliente es una famosa actriz a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años sesenta...
El compositor aplica una banda sonora en apariencia ambiental en la que sutilmente aparecen elementos dramáticos. El entorno dominante inicial es el de una música étnica de aire psicodélico que le da al conjunto un tono cálido pero banal, a modo de representación de la superficialidad en la que viven los personajes, en lo que no deja de ser una perspectiva irónica que aporta el director a través de la música. Frente a ella, una música más clásica, de cámara y minimalista, que expone la fragilidad y vulnerabilidad oculta tras la máscara de la anterior música. No hay intenciones narrativas en la banda sonora ni hay temas para personajes concretos, sino que todo está expuesto para abarcar la globalidad y resuelto a trazos básicos.