Segunda parte de Jurassic Park (93), la acción se sitúa unos años después, cuando una nueva expedición vuelve a la zona, pero sin saber que hay un plan oculto que consiste en capturar a un dinosaurio y llevarlo a Estados Unidos para exhibirlo en un parque de atracciones.
Esta banda sonora se inicia con un solemne redoble de tambores que da pie a un primer tema musical intenso. El resto de la partitura sigue por los cauces de la ambientación imaginaria de los tiempos en los que los dinosaurios poblaron la Tierra, con el uso de percusiones y de instrumentos que dan cierto color primitivo a toda la partitura. A diferencia de la primera parte de la película, no hay un sentido épico explícito, sino que se prefiere incidir en descripciones más o menos genéricas de las diferentes secuencias, especialmente en lo que se refiere a la impresión de un terror latente, sin perder en ningún momento aquella perspectiva de evocación de los períodos más remotos del planeta Tierra. Tampoco hay indentificación musical con los humanos, sino que se centra en ambientar el escenario y a los colosales protagonistas.