Un guarda de seguridad en un Museo de Ciencias Naturales descubre que una antigua maldición hace que los animales exhibidos recobren vida.
Partitura sinfónica que recupera a un compositor en su esplendor, aunque sigue una línea tradicional en muchos de sus postulados. Se destaca tanto por su imponente tema principal como por su capacidad de mantener el ritmo y el nivel en los temas secundarios, aportando grandilocuencia y sentido del humor a partes iguales, con momentos frenéticos muy adecuados.