Serie televisiva que abarca 30 años del conflicto vasco y que estudia su impacto sobre la viuda de un hombre asesinado a tiros por la banda terrorista ETA y sobre la madre de un etarra encarcelado, antiguas amigas.
El compositor estructura su creación en derredor de una bella y emotiva sintonía principal en la que condensa adecuadamente el sentido y sentir de la serie televisiva: el dolor y la necesidad de redención. Se trata de una melodía cercana, austera, íntima y sobre todo muy elegante, que evita lo melodramático. Este tema conoce un desarrollo interesante a lo largo de los primeros capítulos, formando un sólido arco dramático que se complementa con otros temas menores, algunos circunstanciales, pero que van en la misma línea y que alimentan y se retroalimentan del tema principal. El problema es que llegada la mitad de la serie la música comienza a difuminarse, a perder no solo protagonismo -siempre ha estado en deliberada retaguardia- sino especialmente relevancia, pasando de haber sido vital para establecer el tono a ser casi irrelevante en tanto acaba por detrás y muy por debajo de personajes y acontecimientos. Al final intenta remontar el vuelo, sin llegar a conseguirlo ni dar el cierre que en los primeros episodios se intuía podía llegar. Aún así, es una banda sonora que suma prestancia y sobre todo dignidad, respeto a los personajes y sobre todo a la audiencia.