Devastador filme de ciencia-ficción en el que unos hombres creen haber llegado a un planeta dominado por simios y descubren, finalmente, que ese planeta se llama Tierra.
Banda sonora que revolucionó los esquemas conocidos hasta entonces en el género de la ciencia-ficción, con una música innovadora y atonal. La principal intención es la de crear una música que el espectador no pueda reconocer como propia de la Tierra, para lo que recurre a todo tipo de instrumentos exóticos. Escribe una partitura contundente, árida y agresiva, de carácter rústico y primitivo, con el fin de provocar terror.
Una de sus mayores bazas es la sensación de claustrofobia que trasmite, a pesar de que la mayor parte de la película transcurre a cielo abierto. El compositor juega con las cadencias de algunos instrumentos de percusión y deja claro que los humanos están a merced de los ominantes simios. Al ser una partitura irreferenciable, impide que el espectador la identifique con algo concreto y multiplica así su efecto devastador.
Aunque la película está llena de momentos intensos, destaca la escena en la que aparecen por vez primera los simios, durante la cacería de humanos: hasta entonces, la partitura es más sugestiva que explícita, pero súbitamente surge el caos. A la vez que aparecen los simios montados a caballo, la música evoca un ballet grotesco e histérico, con la inclusión del sonido de cuernos de caza, lo que incrementa tanto la confusión y la violencia como la sensación de que el espectador también está siendo cazado. Se acompaña con un fragmento de la banda sonora de Escape from the Planet of the Apes (71).
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