Remake de The Omen (76), sobre el niño satánico adoptado por un embajador americano que destruye todo lo que se opone a su poder.
Aunque el compositor cite la legendaria música de Jerry Goldsmith en algunos pasajes -y al final, ya en forma de homenaje-, ha optado por eludir cualquier otra referencia y trabajar sobre derroteros completamente diferentes, como si de una nueva película se tratase (a pesar de los calcos en escenas).
El resultado es un error monumental, a pesar de su esfuerzo por hacer una música sólida, que lo es. El angustiante y terrorífico canto coral Ave Satani de Goldsmith hacía expresiva la inexpresividad del niño, convertía al Diablo en un ente tan omnipresente como invisible, con arrebatos de furia incluidos, y daba total coherencia al filme. Al evitarlo Beltrami, el poder de Satanás se diluye. Porque la comparación, aquí, es inevitable