Partitura de enorme e implacable fuerza. Se desarrolla básicamente en dos niveles dramáticos (hay un tercero, con canciones de época, ambientales): en el primero, los compositores aplican música de tono intimista y melancólico, para dignificar a la protagonista y reforzar su fragilidad y bondad. Es una música sencilla, sobria, que contrasta vivamente con el segundo nivel dramático, que es el dedicado a lo hostil. Es en este nivel donde los compositores ofrecen sus mejores resultados: música implacable, impredecible, contenidamente violenta. En el contraste entre ambos niveles, claro, la protagonista queda más desamparada.