Tres estafadores son juzgados por un juez y defendidos por tres abogados que les son infieles a sus parejas. Durante el juicio, las conexiones entre ellos van aumentando, provocando un enredo en sus vidas.
En un filme como este, tan lleno de diálogos y con personajes constantemente hablando, la música contribuye a poco más que acompañar los interludios y dar un tono general en el conjunto de la película. El compositor emplea agradables melodías netamente afrancesadas -con acordeón y violín- que aportan un cariz desenfadado y también irónico, así como temas dramáticos.