Un grupo de mercenarios inmortales liderado por una guerrera es reclutado para ejecutar una misión de emergencia para eliminar la amenaza de aquellos que buscan replicar y beneficiarse de sus poderes a toda costa.
Hace un par de décadas una película así, pese a ser de simple entretenimiento, era aderezada por vigorosas creaciones de autores como Goldsmith, entre otros, que aportaban MÚSICA con mayúsculas, MÚSICA de verdad, profesional, íntegra, sólida, y que impregnada por la personalidad del creador, impregnaba de personalidad a la película y la hacía mucho mejor. Era la época donde la participación de la música en el conjunto del filme se tenía en cuenta porque se le daba importancia.
En un título como este, pese a ser de simple entretenimiento, se constata que la música ya no importa, que no se quiere música sino efectos sonoros desde la música, dramaturgia musical para tratar a la audiencia como idiotas y sobre todas las cosas música que no diga nada, que no sea nada. Son los tiempos, malos, donde la sofisticación y complejidad de las creaciones sinfónicas se ven como demasiado sofisticadas y complejas, y se busca la simplificación de lo elemental, del acompañamiento sonoro, y cuando se intenta aportar algún aspecto dramático, serio, entonces se evidencia que cualquier cosa les vale. Espantosa.