Crónica de Sara Villegas.

En una jornada atípica por el cero energético ocurrido el domingo 29 en en la isla de Tenerife, tuvo lugar por la noche en el Auditorio de Tenerife el último concierto de FIMUCITÉ de esta decimotercera edición, denominado Campeones de la gran pantalla, cuya propuesta consistía en hacer un homenaje a las bandas sonoras que reflejan el triunfo del espíritu humano en el mundo de la competición deportiva. Tras los saludos iniciales, comenzó la velada con el anuncio de los ganadores de los premios Fimucinema, otorgados por un jurado formado por los músicos Osvaldo Montes, como presidente, Harry Manfredini, los cineastas Vasni Ramos y Mercedes Afonso y creador de SoundTrackFest Gorka Oteiza. Desafortunadamente ninguno de los premiados estaba en la sala para recoger su premio. Seguidamente y sin más preámbulos, bajo la batuta de José Antonio Cubas, alumnos del Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife y del Conservatorio Superior de Música de Canarias, así como un grupo de alumnos de intercambio del festival de Música de cine de Cracovia, acometieron la primera obra del programa, consistente en una Obertura sin solución de continuidad, conformada por motivos de producciones tan dispares como la Sintonía Deportes RTVE (Antón García Abril) Yo hice a Roque III (Alfonso Agullo, Eddy Guerin, Carlos Vila) Street Fighter II: The World Warrior (Yoko Shimomura) The Karate Kid (Bill Conti) Captain Tsubasa (Osamu Yoshioka, Hiroshi Uchiki) y Hoosiers (Jerry Goldsmith) Desde el primer momento se observó que esta Joven Orquesta Fimucité estaba preparadísima para afrontar el concierto con suficiencia y, aunque posteriormente Diego Navarro comentó que solo han estado un mes ensayando, tengo la sensación que fue algo más dado el magnífico resultado general del concierto.

Tras esa primera obertura inicial llegó RAD (John Farnham) con la canción de los créditos Break The Ice, interpretada por Marc Quee y el más que conocido tema principal de Chariots of Fire (81) de Vangelis. La suite orquestal Remember the Titans (00) de Trevor Rabin dio paso a un estreno mundial, en forma de suite orquestal, de The Natural (84) de Randy Newman, que junto al Rudy (93) de Goldsmith y el Rocky (76) de Bill Conti ofrecieron una terna final en la primera parte del concierto absolutamente memorable con una joven orquesta sin fisuras y totalmente comprometida con la excelencia.

Tras 20 minutos de descanso comenzó la segunda parte con el tema Formula 1 de Brian Tyler, a los que se le añadieron unos efectos de sala consistente en el ruido de los motores de dichos automóviles que cruzaban el auditorio de este a oeste pero que más que contextualizar, molestaban como si fueran zumbidos de moscas cojoneras. La mimada batuta de Cubas dio paso a la entrada en escena del compositor Randy Edelman que se dirigió al atril de forma desenfadada y mostrándose más simpático que los que las malas lenguas suelen sugerir. Dirigió tres obras de su repertorio: una suite orquestal como estreno mundial de Angels in the Outfield (94), la sintonía de cabecera de Football de la NBC y el tema Dragon’s Heartbeat de Dragon: The Bruce Lee Story (93), que emocionó a más de un espectador, aunque en general el entusiasmo del público no fue tan contundente como con otros compositores, tal vez por esa actitud de Edelman de salir escapando en cuando pudiera.

Para el final aguardaba lo mejor del concierto, una suerte de motivos de la banda sonora de Rocky IV (85) con Diego Navarro dirigiendo y un Vince Dicola en el teclado que disfrutaba como nadie y que agradeció de corazón el cariño y afecto que había recibido por parte del equipo de FIMUCITÉ. La ejecución e interpretación de todos los músicos, incluidos los cantantes Patty Baker y Marc Quee fue brillante y el grado de conjunción de la composición electrosinfónica fue inmejorable, con unos chicos que tocaban con una sonrisa en el rostro y una energía contagiosa, hay un buen relevo generacional a la puertas.

Tras las merecidísimas ovaciones, Diego Navarro y Pedro Mérida convidaron a todo el equipo del festival a subir al escenario como reconocimiento a su profesionalidad y dedicación con FIMUCITÉ, a lo que esta cronista puede añadir que verdaderamente se transmite a la audiencia una labor de excelencia y un auténtico compromiso por agradar a los espectadores y al mismo tiempo hacer llegar y promocionar la importancia que tiene la música de cine en las producciones audiovisuales, circunstancia que se pudo evidenciar en el Live to Picture del día anterior con el Drácula de Bram Stoker (92), con la música del genial compositor polaco Wojciech Kilar en un proyecto denominado Bram Stoker’s Dracula In Concert que en coordinación con Sony Pictures y en coproducción con el FMF de Cracovia asociado con Robert Townson Productions pretende llevarlo alrededor del mundo. Una iniciativa que resucitó la partitura original de Kilar, y se reescribió en su totalidad sincronizando todas las piezas musicales con cada una de las escenas de la película y que en la batuta de Diego Navarro tuvo un resultado impecable, con un público fascinado, que dejó al director extenuado tras el evento, donde se aprovechó además para otorgarle el premio FIMUCITÉ a título póstumo a los familiares del compositor polaco. Finalmente volvieron a subir al escenario todos los artistas invitados y se emplazó al público para el FIMUCITÉ XIV, un festival que en nuestro país constituye un reto cada año pero que gracias al trabajo de los organizadores sigue más vivo que nunca. Mis felicitaciones a todo el equipo.