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LOS CONVULSOS 60 (VII): TERROR EN HAMMER Y AIP

10/10/2019 | Por: Conrado Xalabarder
HISTORIA

Capítulo anterior: Los convulsos 60 (VI): Repóquer de ases en EE UU

En Gran Bretaña, la Hammer seguía produciendo títulos de terror y James Bernard se hacía cargo de los dirigidos por Terence Fisher, como Dracula, Prince of Darkness (66) o Frankenstein Must Be Destroyed (69), aunque también de otros realizadores, con el mérito de saber aplicar un estilo parecido sin realmente repetirse y dando interesantes frutos en forma de bandas sonoras como las de The Kiss of the Vampire (63) o Dracula Has Risen from the Grave (68), entre otras. Bernard no fue el único en llevar a buen puerto el terror gótico de la Hammer, pero indudablemente fue el más destacado: son reseñables las partituras compuestas por David Whitaker para Vampire Circus (71), cuyo arranque es auténticamente explosivo, Christopher Gunning para Hands of the Ripper (71). Estos autores -y algunos más- aportaron la clave necesaria para hacer del conjunto de las producciones Hammer una entidad única y diferenciada dentro del género. Acabada esa etapa, las diversas películas de terror se sustentarían exclusivamente a labores individuales de músicos. Las señas de identidad de estudios como la Universal o la Hammer se perdieron para siempre a principios de los setenta.

En Estados Unidos también hubo una casa del horror, al margen de los estudios Universal, y fue la AIP (American International Pictures), creada por Roger Corman, quien versionó ocho relatos de Edgar Allan Poe, entre una larga serie de largometrajes. Siete de esas adaptaciones tuvieron a Vincent Price de protagonista y se convirtieron en filmes de culto: House of Usher (60) The Pit and the Pendulum (61) o The Raven (63) fueron las más notables. Quien se hizo cargo de la música fue Lex Baxter, quien escribía sus partituras dándoles a la vez un tono decadente. Fue un compositor muy experimentado que tuvo la habilidad de sortear todo tipo de inconvenientes, como la premura del tiempo que se le daba (una media de dos semanas) y el nulo interés que tuvo por su labor el propio Corman:

Roger Corman nunca se interesó lo más mínimo por la música, nunca fue a una sesión de grabación. Era un hombre de negocios más que nada. Trabajaba tan rápido que cuando yo empezaba una película suya él ya estaba rodando la siguiente (Entrevista a Lex Baxter en la revista «BSO Magazine». Núm. 4. p. 19.)

Pero, al menos, gozó de libertad de acción, por lo que sus creaciones se enriquecieron con las más diversas experimentaciones, que también aplicó en títulos del italiano Mario Bava para el mismo género, como La maschera del demonio (60), en la que reemplazó una partitura previamente escrita por otro compositor y enfatizó lo decadente y horroroso en base a una creación gótica y sofisticada en la que dio importancia a lo atonal, lo frío y contundente, sin concesión a lo emotivo. Otro compositor importante en la AIP fue Ronald Stein, quien se ocupó de The Premature Burial (62), con música enlatada de Baxter, o de Dementia 13 (63), del por entonces jovencísimo Francis Coppola. Comenta Les Baxter en la entrevista que:

La AIP no funcionaba como la MGM o la Warner (...) Las cosas se hacían muy deprisa y la verdad es que nunca conocí a Ronald Stein (...) Quizás el estudio usó música mía de otras películas sin decírmelo.

En cualquier caso, la AIP –como la Hammer- tuvo sus días contados entrados los setenta.

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